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sábado, 4 de julio de 2015

Otra nueva reseña de «¿Quién dijo miedo?»

Buenos días,

Este fin de semana no podría empezar mejor, con una nueva reseña de «¿Quién dijo miedo?».

La reseña se acaba de publicar en el blog «La página 17», obra de la incansable lectora Alba Herrero, a la que conozco desde hace años y ya es una fiel lectora de mis obras. Y si además le gusta esta
novela y la recomienda, miel sobre hojuelas.



Todo aquel que siguiera la trayectoria de mi novela anterior «El año de la hortaliza» es posible que recuerde la reseña de aquélla que se publicó en el mismo blog.

Aquí podréis acceder a esta nueva reseña y, como siempre digo, espero que os sirva para descubrir que mi novela será vuestra próxima lectura. Una historia llena de intriga y misterio, perfecta para poder abstraerte del niño tocapelotas que te tira arena en la playa.

Ah, y antes de que se me olvide, no dejéis también de visitar el blog de "El club de las lectoras", donde se acaba de publicar, cuando se cumple un año de su salida al mercado, una nueva reseña de 
«El año de la hortaliza».



Buen fin de semana y todos a leer.

lunes, 29 de junio de 2015

Primera reseña de "¿Quién dijo miedo?"

Recientemente, me desperté con la noticia de tener disponible la primera reseña de mi última novela "¿Quién dijo miedo?", la cual está siendo, de momento, mi obra más exitosa.

Al éxito que tuve en la Feria del Libro de Bilbao, firmando ejemplares de mis obras junto a gente tan interesante como Toti Martínez de Lecea o Javier Abásolo, a quienes no sólo admiro, sino que son personas a las que merece la pena conocer, con una gran calidad humana, añado ahora el ver que alguien que escribe muchas reseñas y lee un montón recomienda mi obra y dice que le ha gustado mucho.

Como toda obra hecha por un ser humano, no es perfecta, y así lo indica el reseñador, pero que te recomienden, y confirmen que has logrado tu objetivo, que no es otro que contar una historia que logre interesar y entretener a la gente, te da una energía imparable y te hace ver que el esfuerzo para sacar adelante esta novela ha merecido la pena.

Debo agradecer esta gran oportunidad, y palabras de elogio a Francis, responsable del blog "Narradores de sueños" por sus grandes palabras de ánimo. He aquí la reseña por si aún dudáis de si mi nueva obra puede ser vuestra próxima lectura:

http://francisforcoppola.blogspot.com.es/2015/06/quien-dijo-miedo-de-jorge-urreta-ultima.html

Y en breve, se acercan más reseñas, cuyos responsables fueron anunciando en Twitter la semana pasada. Las espero con ilusión.


jueves, 25 de junio de 2015

Piratón, piratón

Hola piratones,

Esta mañana me he despertado con la amargura de una escritora, Mailen Alonso, a la cual sigo en Facebook, cuando ha visto que su última obra (0,99 € en ebook en Amazon) está ya disponible para descarga ilegal (me niego a decir "gratuita" porque no lo es) sin apenas tiempo para asentarse en el mercado.

Tras estas primeras líneas, supongo que ya habrá unas cuantas personas, las defensoras del "todo gratis" en cultura, que habrán abandonado la lectura de este artículo y estarán pensando que soy otro "cultureta" de esos que viven como reyes escribiendo mientras ellos, pobres curritos, no pueden gastar en libros. Dejando a un lado que soy otro "pobre currito", que trabaja ocho horas al día, y además roba horas al sueño para poder escribir esas obras que, según sus excusas, me han debido de montar ya en el euro, creo que es un buen momento para llamar a las cosas por su nombre y dejarnos de eufemismos.

Puedo entender que no todo el mundo pueda o quiera gastar entre 15 y 20 euros (a veces más) en un libro, con sus tapas y su papel, pero ¿cómo podemos calificar a quien comparte ese mismo libro en una edición que cuesta 0,99€, y a los que le bailan el agua? Empecemos: cutres, ratas, ladrones, aprovechados, etc. Y en el etcétera podemos englobar los calificativos malsonantes, que ahora no reproduciré.

La cultura debe ser accesible a todo el mundo. Eso decimos todos. ¿Hay algo más accesible que un libro de más de 100 páginas por 0,99€? No, la cultura tiene que ser gratis, dicen otros. Amigo lector del "todo gratis" (y no lector, que sé que muchos bajáis estas cosas porque están disponibles pero luego no les hacéis el más mínimo caso): ¿en qué país crees que vives? Ser escritor en España no está subvencionado, por lo que el que escribe necesita tener una remuneración por su trabajo. Y además, no me creo que en el caso de que los escritores de novelas, teatro, cine y otras disciplinas culturales estuvieran subvencionados, no salieras a la palestra también, a quejarte de esas subvenciones, diciendo que hay cosas más importantes que subvencionar. No se debe jugar a dos bandas, pero, por desgracia, estamos en un país de dobles raseros y dobles morales (o triples, o cuádruples).

No todo vale. No todo debe ser alegre y gratuitamente compartido, como si el autor no valiera una mierda. Y no me vale la excusa/chorrada que algunos dicen de que "si te piratean es que te estás haciendo famoso". Eso puede servir al que acaba de publicar su primera novela con más pena que gloria y no aspira a dedicar su vida profesional a ello, pero para el que pone todo de su parte en producir una obra de calidad, y le dedica horas (porque hacen falta muchas) eso es una mierda, una falacia como la copa de un pino, y la excusa barata del que se justifica para no parecer tan cutre como realmente es, por estar robando 0,99€. Cuando un libro cuesta menos que un café o una barra de pan, piratearlo sólo puede ser calificado de mezquindad.

Yo mismo me vi recientemente en la tesitura de tener que escribir al responsable de una web sobre literatura, porque alguien había colgado el pdf de una de mis novelas, y agradecí mucho la comprensión de los responsables, que retiraron el contenido en pocas horas y advirtieron severamente al infractor, pero sé que a día de hoy es una batalla perdida, salvo que logremos educar a todo un país y hacerle ver que no pasa nada por tomar una cerveza menos al mediodía e invertir el importe en un libro. De hecho, según la cerveza que tomes o el lugar en el que lo hagas, el ahorro te dará para más de un libro. Y encima, el libro te dura más tiempo y "emborracha" de emociones que, aunque no siempre dejan una resaca más llevadera que la del alcohol, al menos no atacan al hígado.


Comprad libros en papel si podéis o queréis, pero, por lo que más queráis, no me pongáis como excusa el precio de los libros cuando podéis tener la mayoría de libros en papel por un ínfimo porcentaje de su precio con sólo buscar la edición electrónica.

P.D.: No dejéis de echar un vistazo a los libros de Maialen, aunque sólo sea por las portadas tan buenas que ella misma diseña

miércoles, 13 de mayo de 2015

Sobrevivir a la "montaña rusa de emociones" del escritor publicado

Alguien ha publicado esa novela que tantos desvelos te ha producido. Ante todo, felicidades.

De pronto un aluvión de ideas, anhelos e ilusiones invaden cada fibra de tu ser. Durante días, semanas o meses, eres la persona más feliz del mundo. Pero, y esto ocurre a muchos escritores (quizá a los muy consagrados no, ya os lo diré si algún día lo soy), puede llegar un momento en que ese ánimo esté a la altura del subsuelo. ¿Por qué?

Es posible que tu novela no esté funcionando, pero también es posible que sea pronto para que funcione como si fuera lo último de Ken Follet (o uno más modesto pero conocido) o puede que no te estés esforzando lo suficiente. Y con esto último no quiero decir que no te estés esforzando lo suficiente en promocionar tu obra (que también podría ser) sino que tal vez no te estés esforzando lo suficiente en mantener ese ánimo en todo lo alto. Esto que te voy a decir lo digo por propia experiencia, y, aunque parezca de perogrullo, a veces se olvida: un escritor que transmite ilusión es un escritor con muchas más posibilidades de tener éxito.

Puede que tu novela, sobre todo si se ha publicado con un editorial pequeña que carece de una gran distribución, no esté en muchas librerías, y en este caso es más que probable que necesites llevarlas tú mismo. Dependiendo de los medios con que cuentes y el tipo de editorial, también es muy posible que tengas que comprar primero esos libros y luego llevárselos al librero, pero incluso eso lo puedes negociar con la editorial, si les puedes demostrar que hay posibilidades de que se vendan. Pero lo que seguro que no funciona es ir donde un librero y llorarle porque tu editorial no tiene distribución. En cambio, si es el librero de tu barrio, que te conoce, y te ve con ilusión, y eres capaz de venderle tu novela (dejarle ese ejemplar que guardas para ti para que lo lea puede ser útil) tal vez consigas incluso que se interese y sea él mismo quien pida media docena de libros (o quizá sólo tres, pero por algo se empieza) directamente a la editorial.

Lo mismo es aplicable a negociar reseñas, enviar noticias, notas de prensa, etc. Como se suele decir, el "no" ya lo tienes, y nadie se va a sentir ofendido, salvo que la cosa en realidad no fuera con él/ella, por recibir un correo, siempre desde la educación y el respeto, de un escritor que trata de buscarse la vida y dar publicidad a su última obra. Por supuesto, nunca desde el "Soy un escritor buenísimo y tu blog/revista/diario se verá beneficiado si publicas una reseña de esta gran novela mía que se acaba de publicar".

Yo mismo, como muchos otros, he tenido reseñas en blogs y medios a los que he enviado personalmente una copia de una novela mía. Y puedo decir, orgulloso de ello, que en todos los casos han sido reseñas redactadas por gente que quería hacerlo, y no por sentirse obligada a ello o porque se viera en un compromiso. Los artistas, de todo tipo, podemos caer con facilidad en la egolatría, y no hay obstáculo peor para la carrera de un escritor novel o con poca experiencia. Siempre hay que partir de la humildad, dejando por supuesto claro que crees en tu obra, pero dejando también claro que respetas a la persona a la que te estás dirigiendo. Una cosa es proponer y otra muy distinta exigir. Incluso aunque tu obra sea la quintaesencia de la literatura española y debiera enseñarse en clase de literatura en todos los institutos, conseguirás más apoyos con amabilidad que vendiendo lo "cojonudo" que eres escribiendo. Recordad, ni al difunto Francisco Umbral le funcionó el "yo he venido aquí a hablar de mi libro" que él mismo acuñó, aunque en su descargo hay que matizar que con Mercedes Milá eso no le hubiera funcionado ni al mismísimo Dios en persona.

Y donde quiero llegar es a que no hay mejor manera de mantener esa ilusión que crear una buena red de contactos/amigos que se hagan eco de tus novedades y que cuando llegue tu próxima obra no sólo estén encantados de reseñarla o publicar un anuncio es su blog, periódico o emisora de radio, sino que en ocasiones incluso te lo sugieran antes de que tú lo hagas. Aunque el trabajo de promoción es duro (decídmelo a mí que lo combino con la escritura y todo ello con un trabajo de oficina de 8 horas) no hay otra manera de mantener esa ilusión que formar esa red de contactos y ver que funciona. Y si además tu novela es buena y empieza a tener buenos resultados gracias a esa misma red, miel sobre hojuelas.

Todos somos humanos y habrá días mejores y días peores, como en el amor, en la guerra, en el trabajo (una guerra en sí mismo) o en las relaciones con el vecino de arriba que no deja de gritar a su hija para que haga los deberes, pero sigo insistiendo: el escritor que muestra ilusión es el que más posibilidades tiene de que se queden con su nombre, su cara, o lo que sea necesario para que sus libros lleguen a todo el mundo.


Un último consejo: escribir un artículo en tu blog sobre cómo mantener la ilusión del escritor (y que alguien lo lea y comente, espero) también sirve para subir esos ánimos.

lunes, 27 de abril de 2015

Novedades literarias

Mi tercera novela publicada, titulada "¿Quién dijo miedo?" está ya disponible en preventa con un atractivo descuento.

Hasta su llegada a las librerías, el 5 de mayo, quien lo desee, tiene la posibilidad de aprovechar un descuento de 1 € en su compra.

Editorial Última Línea pone a vuestra disposición la novela ya 2 semanas antes de su llegada en papel a las primeras librerías, para que se pueda encargar con descuento. Se trata de una novela policíaca protagonizada por un joven que se mete en un lío que no esperaba y le viene grande, una chica que se ve arrastrada (aunque su propio arrojo la lleva a ello) y un atípico policía que tratará de sacarles con bien de ello.

Todo esto en 202 páginas de trepidante intriga que te atraparán desde el primer momento.

http://ultimalinea.es/producto/quien-dijo-miedo/


jueves, 23 de abril de 2015

Cómo escribir una novela larga y no morir en el intento

Más de una vez, tanto en entrevistas en webs, prensa o radio, como en particular, me han preguntado por mi proceso creativo. Ya sabéis, esa temida pregunta: ¿Y cómo lo haces para escribir una novela?

Aunque pudiera parecer que no quiero mojarme, lo cierto es que hay tantas respuestas a esta pregunta como escritores, ya que cada uno tiene sus técnicas, y las que valen a unos no sirven a otros. Aunque sí hay una constante que todo escritor (al menos en el que piense en hacerse profesional, en la medida de lo posible) debe hacer siempre: escribir y escribir, y, a ser posible, todos los días.

Yo, personalmente, he pasado por varias fases desde que decidí ponerme a escribir en plan serio. Pasé por esa fase en la que escribes sin más lo que sale de tu cabeza, página tras página, hasta que o bien descubres que lo que has estado escribiendo es una mierda, o bien que no hay por dónde cogerlo. Es divertido escribir y escribir, hasta que te das cuenta de que tu personaje empezó llamándose Carlos y acabó siendo Marcos, con algún que otro "Marco" por el camino, o que tienes varios cientos de páginas que difícilmente podrías organizar en capítulos estando ya escritas.

De hecho, todavía tengo un largo manuscrito que escribí de ese modo, y que me da una tremenda pereza repasar y corregir. Y no sólo por su envergadura (que la tiene) sino también porque su desorganización convierte esa tarea en una lucha titánica entre mi yo actual y mi yo escritor del pasado. Me fastidia bastante, sobre todo porque sigo pensando que es una de las mejores historias que he escrito, pero también sé que es la más caótica.

Así, de la manera más dura, fue como llegué a la conclusión de que debía buscar un método de escritura más organizado, algo que me permitiera llegar al final del primer borrador de cada manuscrito con algo que no me dé miedo repasar, y cuyas revisiones sean incluso motivadoras. Muchas veces antes de eso, había leído artículos de otros escritores en los que explicaban sus métodos y las bondades de organizarse antes de lanzarse a la escritura a lo loco, y yo, henchido de orgullo y lleno de una gran confianza, pensé que no me hacía falta, que yo era tan bueno como para no necesitar esas cosas. No sabía todavía cuán equivocado estaba.

Desde entonces, nunca empiezo a escribir una historia sin por lo menos haber esbozado las líneas generales de ésta y en muchas ocasiones incluso el final, aunque éste puede llegar a cambiar.

Una vez está el esbozo hecho y con las línea generales básicas de la historia claras, hay quienes empiezan directamente a escribir, sin tener los personajes definidos, y quienes siguen planificando, en este caso pasando a los personajes. Una vez más, es muy tentador ponerse a escribir y dejar que la inspiración (a veces confundida con simple euforia) que sientes te dicte la historia, pero el no tener personajes definidos (al menos el protagonista) te puede llevar a cometer un error muy habitual: acabar con personajes que sean clones unos de otros e incluso del propio autor. La historia no resultará creíble ni fluida si todos los personajes hablan y se comportan de la misma manera, puesto que, como las personas reales, nuestros personajes deben tener cada uno sus propias inquietudes, su propio pasado y traumas de la infancia (si los hubiere) y sus propios anhelos.

En cuanto a personajes, también hay multitud de opciones. Los hay más "asépticos", como Ken Follet, que con cada novela rellena una hoja de cálculo en Microsoft Excel, con una línea por personaje, en la cual describe a éste, tanto su físico como su historia personal, deseos, manías etc.

Otros, llegan incluso a preparar un tablón en el que pegan post-its (o similares) con los nombres de los personajes y una descripción sucinta de cada uno, para después pasar a unir unos con otros mediante trozos de hilo o cuerda sujetos por chinchetas, para representar la manera en que se relacionan (y no sólo por parentesco) y cómo interaccionan entre sí.

Qué manera de trabajar tienes que usar no es algo que te deba decir yo, ni un manual de escritura, sino tu capacidad para desarrollar la historia y sus elementos, y aquel sistema con el que te sientas más cómodo. Bien es cierto que opciones tan complejas como el tablón y los hilos podrían parecer que coartan la creatividad y espontaneidad del autor, pero en casos en los que éste tiende a divagar hasta acabar con un manuscrito difícilmente inteligible, un poco de organización nunca está de más. De hecho, en muchos casos (si no en todos) contribuirá a reducir mucho el trabajo posterior de corrección y refinado del manuscrito. Cuanto menos se deje al azar, menos habrá que enmendar después al mismo azar.

Con argumento, líneas básicas y personajes ya esbozados, toca planificar la historia en sí misma: ¿escribo por capítulos? ¿trazo la historia en base a hitos en las vidas de los protagonistas y luego lo divido en capítulo? ¿lanzo un chorreo inacabable de palabras sobre el papel o el teclado y ya lo organizaré luego?

Como ya he comentado antes, soy un firme detractor de la última opción, ésa del "yo lo escribo y luego ya lo pulo". Eso vale para textos cortos o subdivisiones manejables de un texto grande (como por ejemplo capítulos) pero es un infierno cuando tienes que lidiar con un texto desorganizado de 400 (o más páginas) que no hay por dónde coger.

Y de la misma manera que soy un firme detractor de la mencionada opción, soy un firme defensor de dividir la historia en fragmentos manejables. Pueden ser capítulos, o acontecimientos relevantes en la trama (aunque comprendan varios capítulos) pero lo importante es que sirvan al autor para que la historia no se le vaya de las manos. Esto incluso lleva a plantearse la posibilidad (que algunos defenderán y otros aborrecerán) de acometer la primera corrección cada vez que se finalice una de esas, por decirlo de una manera técnica (sí, soy informático), "unidades funcionales". Otros, incluso habiendo escrito toda una novela capítulo a capítulo, defenderán que la primera corrección se haga con el manuscrito ya terminado,y tras haberlo dejado en reposo unos meses, pero eso, como todo, es a gusto del escritor, siempre y cuando las correcciones se hagan. Si crees que una editorial va a corregir por tu cara bonita tu manuscrito recién parido que tú no hayas corregido antes, estás muy equivocado, salvo que sea una autoedición o coedición y estés pagando expresamente a la editorial por esa corrección. Una editorial que trabaje con estos métodos usará tus fallos gramaticales o de estilo como excusa para descartar tu manuscrito, posibilidad que estará más presente cuanto más saturada esté la editorial. El primer corrector de un manuscrito deber ser siempre el propio autor, aunque sea sólo por evitar la vergüenza de que tu manuscrito sea rechazado por deficiente redacción.

Y a partir de aquí, sólo queda una cosa: escribe la mejor historia que puedas, da lo mejor de ti y, si eres capaz de conseguirlo, tu obra encontrará su lugar. No me cabe la menor duda.


Feliz san yo a todos ;)

lunes, 23 de marzo de 2015

Horrores literarios

Es posible que este artículo que ahora empiezo pueda parecer sesgado por mi no afición a la novela romántica, pero creo que lo que comento es aplicable a todo género literario existente, y quien lo lea estará de acuerdo conmigo.

Hoy he visto en Facebook el anuncio de un nuevo libro de una editorial a la que no tenía echado el ojo,aunque sí conozco gente vinculada a ella. Siempre que conozco una nueva editorial, no puedo evitar visitar todas sus páginas, para ver sus novedades, fijarme en sus autores/as, etc.

Esta editorial en concreto, cuyo nombre omitiré, como suele ser mi costumbre, se ha venido centrando inicialmente en novela romántica, que todos sabemos que está de moda y vende. Hasta ahí, todo correcto y una estrategia de marketing tan válida como cualquier otra. Lo malo es cuando, al abrigo de lo comercial, se publican horrores que cualquier lector de una editorial mínimamente seria hubiera rechazado sin llegar a la segunda página. He invertido una hora de mi vida —ya dada por perdida, la hora, no la vida— en leer en Amazon las primeras páginas de cuatro novelas de la mencionada editorial.

Como autor que se avergüenza hasta el infinito —lo juro— cada vez que veo una errata en una obra mía ya publicada, me parece increíble que se pueda publicar una novela que tiene, de media, dos o tres faltas de ortografía por página, sin contar las comas colocadas como queriendo poner la zancadilla al lector, o los párrafos redactados con un nivel tan simple que no valdrían ni para una redacción de lengua en el colegio.

Todo esto me lleva a hacerme varias preguntas, de las cuales quiero sacar una serie de reflexiones que —en mi modesta opinión— todo autor y editor debería plantearse:

1) ¿Nadie corrige nada en esa editorial? Entiendo que, como dice el refrán, «hasta el mejor escribano echa un borrón», pero no me creo que nadie haya reparado ni siquiera en las palabras mal acentuadas. Es más, si han leído el manuscrito, han tenido que detectar que el exceso de comas te obliga a pararte en puntos del texto donde la pausa es, por lo menos, anti natural.

2) ¿Nadie se da cuenta de la imagen que dan? Para un escritor puede ser —y es— un gran lastre el publicar un libro mal corregido, como lo es para la editorial, pero es que en estos casos me duele pensar que la editorial no repare en el daño que está causando al autor. Si la historia les ha parecido tan buena como para obviar las faltas de ortografía y la redacción deficiente del autor, ¿tanto les cuesta decirle que pula el texto? Vale que puede ser, como en este caso, una editorial pequeña y falta de medios, pero eso no es óbice para decir al autor que debe mejorar el nivel de lo escrito y que reconsiderarán su publicación si lo hace. El autor es libre de sentirse ofendido por esto y llevar su manuscrito a otra editorial, pero a nadie ayuda dejar pasar cualquier texto, como si tuvieran miedo de perderlo y que se lo llevara una editorial más grande. Un consejo: como ya he apuntado más arriba, en esa hipotética editorial más grande, el lector a quien le pasen el manuscrito, si llega tan lejos, no pasará de la primera página.

Hace mucho tiempo escribí un artículo sobre si es más importante la forma o el fondo, y muchos habrá que digan que la forma no importa si el fondo lo merece, y se equivocarán de parte a parte. Por muy interesante que pueda parecer una historia, muchos más serán los lectores que no terminen de leerla si está mal redactada. Como se suele decir (más o menos): « si me engañas una vez es culpa tuya, pero si lo haces dos, la culpa es mía ». Alguien que compre una novela de ese autor es muy posible que no vaya a por una segunda, si la calidad del continente no está a la supuesta altura del contenido.

Preveo la temprana desaparición de esa editorial. Debería sentir pena por ello, pero lo cierto es que sentiré alivio cuando así sea, si siguen en esa misma línea de publicar lo que sea en el estado en que esté. Y no me vale la excusa de que si lo compras en ebook en Amazon te sale por uno o dos euros, porque sé que algunos libros de la editorial a la que me refiero, con el mismo paupérrimo nivel de redacción, se venden en papel por dieciocho.

En fin, podría acudir a los clásicos de la publicidad, como que «la potencia sin control no sirve de nada» o «vale más calidad que cantidad» pero lo cierto es que sé con seguridad que a los autores de semejantes editoriales esto les entrará por un oído y les saldrá por el otro, mientras se escudarán en el consabido «yo escribo como quiero, tengo mi propio estilo» o «lo que importa es la historia». Por suerte, su historia será corta. Espero que tengan un trabajo de oficina que les dé de comer o padre/madre/marido/mujer que les mantenga.


P.D.: ¿Pataleta? Es posible, pero también es cierto que cuando has estado una semana, como yo la pasada, repasando galeradas de una novela, dejándote los ojos y las horas de sueño en leer una y otra vez más de 200 páginas, te revienta que ciertas “editoriales” saturen el mercado literario de este país, que ya lee poco, con obras de ínfima calidad que desanimen a nuevos lectores. No será así como nos quitemos el estigma de escribir peor literatura que fuera de nuestras fronteras.

martes, 20 de enero de 2015

¿Me juras, de verdad de la buena, que tengo que pagar para poder publicar?

Hace años que no hablo de este tema en ningún sitio, pero me ha parecido útil e interesante retomarlo, en vista de experiencias que otros escritores y yo hemos tenido últimamente.

La edición participada por el autor, coedición, edición condicionada a la venta de x ejemplares ―como veis, hay diversos nombres para el "yo te publico si tú me pagas"― ha existido de toda la vida, pero se ha hecho más patente en los últimos años al abrigo de la crisis.

Conozco editores que van de cara y, en lugar de dorarte la píldora o alegrarte el oído con halagos falsos, reconocen la verdad, que su editorial no tiene los medios o la repercusión para editar a coste cero ―para el autor― a escritores que no tienen ya cierto renombre. Por desgracia, también están los que te harán creer que eres el nuevo Eduardo Mendoza, Arturo Pérez-Reverte, Ken Follet sustitúyase por cualquier autor conocido por todo el mundo para luego soltarte un rollo sobre que en los tiempos que corren es imposible publicar sin que el autor participe de la edición, a menos que seas uno de los mencionados.

Como ya he explicado otras veces en el pasado, esto es un arma de doble filo, y una verdad a medias. Cuando el editor se deshace en halagos hacia un manuscrito sobre el que está emitiendo un informe de lectura ―y esto es real porque lo he vivido― en dos semanas, la media verdad se convierte en mentira completa.

Algunos habréis leído ―y si no, ya estáis tardando― mi última novela, titulada "El año de la hortaliza" (Luhu 2014). Pues bien, yo soy consciente de lo que soy capaz de hacer y de mis limitaciones, y eso me permitió, hace ya unos años, rechazar una oferta de publicación de esa novela, de una editorial, ya desaparecida, que se deshacía en halagos hacia mi persona y esa obra en concreto.

Yo había enviado un resumen, junto con mi entonces escaso curriculum literario ―finalista en dos premios literarios y todavía sin obra alguna publicada― y el manuscrito completo a la mencionada editorial. Dos semanas más tarde, como si alguien tuviera en su ordenador una alerta para responder a cada escritor justo 14 días después de la primera toma de contacto, me llegó la oferta de edición, en forma de ―oh, sorpresa― presupuesto de 1200 euros. Hasta aquí, me habría parecido algo más o menos normal. Se comprometían a editar 200 ejemplares y hacer una presentación, además de que mi obra entraría en su red de distribución. Valga decir que en todos los años que llevo visitando librerías después de conocer la editorial, sólo una vez vi un libro suyo en una, lo que me lleva a pensar que fue el propio autor quien lo llevó debajo del brazo y habló con el librero.

Todo esto lo puedo conseguir en una imprenta de mi barrio, pero ellos también tramitarían el ISBN ―que entonces ya era de pago―, el depósito legal y el diseño de la portada. No esperaba por ese precio más corrección del texto que la que yo ya había hecho, pero el libro quedaría publicado.

Al margen de que no me interesaba pagar 1200 euros por publicar, ¿qué fue lo que me llevó a rechazar tan "generosa" oferta? Nada más y nada menos que la desfachatez de quien me escribió. Como ya he mencionado, se deshacía en elogios hacía la obra y mi persona, y tenía los santos bemoles ―por no usar otra palabra― de comparar mi estilo con el de Eduardo Mendoza, el cual, no mucho tiempo después, ganaría el premio Planeta de novela. ¿De verdad pensaban que me iba a creer sus "cantos de sirena" y halagos vacíos, cuando habían tardado sólo dos semanas en responder a mi propuesta?

Cualquier editorial que tenga en su web una dirección de email es susceptible de recibir a la semana decenas de propuestas, cientos y miles al mes, y nadie, ni aquellos que más grande tienen el departamento de lectura, puede responder de manera seria a una propuesta en sólo 14 días. Como norma general, el que te conteste en sólo dos semanas seguramente incluirá una oferta económica. En algunos casos viene en forma de presupuesto puro y duro, como este caso mío que comento, mientras que en otros lo enmascaran en forma de exigencia de un cierto número de libros vendidos en la presentación. Ellos te proponen vender 100 libros en la presentación y una semana después de ésta. Una vez pasado ese tiempo, tendrás que comprarles, a veces con descuento, a veces a PVP, los ejemplares que no hayas logrado vender. ¿Qué significa eso? Que, salvo que tengas 100 personas, entre amigos, conocidos y familiares, que te compren el libro en la presentación, te quedarás con unas cuantas cajas de libros con los que no sabrás qué hacer.

Quien haya estado en presentaciones o participado en ellas, sabe que ya es un triunfo, salvo, quizás, en grandes ciudades, juntar a 20 ó 30 personas. Teniendo esto en cuenta, ¿de verdad vas a vender 100 libros en tu primera presentación? Los que sí lograrán juntar alrededor de 100 personas en una presentación serán los autores consagrados, esos que no necesitan pagar por publicar y que pueden vender su última obra sin ni siquiera organizar una presentación. Son del tipo de novelas que se venden tras el consabido "¿Tienen lo último de...?”. Sus novelas se venden solas, no como las tuyas cuando no te conoce nadie.

El caso es que últimamente veo un incremento de esta tendencia, incluso en editoriales que antes no cobraban nada a sus autores, ni a los consagrados ni a los conocidos. He llegado a ver a algunos que cantan las alabanzas de este modo de publicación, incluso asegurando que es la única manera de conseguir ver tu obra publicada. Es la más sencilla ―para aquel que tenga el dinero y no le duela mucho gastarlo― pero ni de lejos es la única. En mi caso tocan en hueso, porque, con dos novelas ya publicadas a mis espaldas, ya hace tiempo que superé esa fase de "quiero ver una novela mía publicada en papel a toda costa". Juegan con ese sentimiento que todo escritor tiene en sus inicios, sobre todo cuando acaba su primera gran obra.

Como en otras ocasiones, no daré nombres, por no perjudicar a quienes, conscientes de lo que supone, hayan decidido pagar por publicar con las editoriales que alguna vez me han hecho ofertas de este tipo, pero nunca está de más recordar estas prácticas y, sobre todo, tener presente que debemos mantener los pies en la tierra. Si tú sabes que no eres Eduardo Mendoza ―o cualquier otro autor de renombre con el que te comparen― tienes el criterio necesario para hacer caso omiso de los halagos interesados. Además, si eres tan buen escritor y pueden utilizar como argumento a favor en tu promoción que escribes tan bien como tal o cual autor famoso, ¿por qué tienes que pagar por publicar? ¿Acaso no se creen sus propias palabras? Probablemente la respuesta a la segunda pregunta sea un rotundo no.

Sigo pensando, como hace años, que toda buena obra y todo buen autor acaban teniendo su lugar. Aunque el camino no será igual en todos lo casos, sí hay una clave invariable: la perseverancia. Si hoy logras acceder a una editorial cuya distribución llegue a una media de, por ejemplo, quince librerías en toda España, eso es posible que te dé la visibilidad suficiente para, el día de mañana, acceder a publicar con otra que llegue al doble o triple de puntos de venta. Hay que procurar dar un paso más grande en cada etapa del proceso, siempre y cuando el objetivo de éste sea ―como es el caso de muchos escritores― dedicarse a la literatura profesionalmente. Si tu objetivo es tener en papel esa obra a la que tanto quieres y te da igual vender o no, entonces, busca una imprenta de confianza y llega a un acuerdo con ellos. Ni siquiera entonces te merece la pena acudir a una de estas editoriales que cobran, porque puedes tener los 200 ejemplares por menos de 1200 euros, y en ese caso es muy probable que, para regalar a amigos y familiares, te baste con 30 ó 40.